jueves, 22 de abril de 2010

PROGRAMA DE LAS FIESTAS PATRONALES 2010

NOVENARIO

1º. Jueves 6MEMORIA a San Jose Obrero.
INTENCION Por los Obreros de la Tierra
PEREGRINAN Los Agricultores de toda la zona.
INSTITUCION ENCARGADA: A.C.A – Cáritas
ACTOS ESPIRITUALES: HORA SANTA, por los Sacerdotes en éste Año Sacerdotal.
INSTITUCIONES EDUCATIVAS: - Guardería Municipal – Jardín Carrusel – Jardín Mágico – Instituto Agrotecnico- Esc Domingo F. Sarmiento.
INSTITUCIONES CIVILES: Cd. Boliviana – Cd Siciliana - Fincas de toda la zona de Lules.

MEDITACION: SAN JOSÉ, OBRERO
Este día en que rezamos por los obreros de la tierra ponemos a San José obrero, cómo modelo de humildad y servicio y además es una buena ocasión para pensar en nuestra obligación de continuar la obra de la creación y de realizarlas bien.
Dice el Génesis que después de cada creación, Dios lo contemplaba y veía que era muy bueno, que era hermoso, pero al séptimo día Dios descansó y encomendó la continuación de la tarea al hombre. Dios al crear las cosas no quiso dejarlas terminadas, es por eso que encomendó al hombre que las acabase porque Dios los creó a su imagen y semejanza y lo llamó a continuar la creación.
El hombre debe dominar las criaturas y no ser dominado por ellas, cuando se somete a las cosas y se hace esclavo, ya no es el rey de la creación y se aparta del plan de Dios. Dios pide al hombre que domine y someta a las criaturas, pero no a otros hombres.
En éste día de la novena invocamos a San José obrero, y le pedimos nos enseñe a amar el oficio en el que empleamos muchas horas, el hogar, el arado, la tierra, etc cada uno según su capacidad debe perfeccionarse pues para sacar a nuestras familias adelante debemos colaborar en obras buenas a favor de los hombres.
San José tenía delante de él a Jesús que le ayudaba mientras trabajaba.
San Isidro tenia la ayuda de Jesús vivo y presente en cada Eucaristía, alimentándose diariamente de El, de ésta manera cumplía alegremente con las tares diarias viendo en ello la voluntad de Dios.

REFLEXION EN EL AÑO EUCARISTICO:
1. La Iglesia se reúne
No existe Eucaristía sin Iglesia. La Iglesia invita a los creyentes a reunirse en torno a Jesús. Este primer gesto de invitación llega a una asamblea, ligada al “día del Señor”. Podrá celebrarse en parroquias, grupos, peregrinaciones, “comunidades de base”; siempre la Eucaristía aparece como acto esencial de la Iglesia, es su corazón. Ciertamente los creyentes ya estamos ligados por la fe, pero no formaremos el cuerpo de Cristo si no lo reconocemos y lo recibimos en la Eucaristía.

Esta celebración la realizamos mediante el lenguaje de los signos. A través del tiempo algunos cayeron en desuso, otros podrán generarse a partir de nuestra experiencia y de nuestra cultura. Lo importante es que dejemos traslucir el misterio de la fe a través de los símbolos. El principal signo será siempre el pan partido y el vino compartidos: entonces la Iglesia aparece como el cuerpo de Cristo para la vida del mundo.

Pero la Iglesia tiene conciencia de responder a un llamado; la reunión nace de la invitación que Dios nos hace, se inscribe en la estructura dialogal donde Dios tiene siempre la iniciativa; es la iniciativa de Jesucristo que viene a encontrarse con sus amigos, permanece con ellos y se comunica con ellos; es la iniciativa del Padre, que desea reunir en la unidad a sus hijos; es la iniciativa del Espíritu Santo que quiere que seamos miembros vivos del cuerpo de Cristo.

Esta gran iniciativa de Dios se realiza por medio de hombres. Cristo continúa escogiendo servidores para congregar y presidir la Eucaristía y se los regala a la Iglesia para que jamás olvide que es una convocación. El que recibe la ordenación es signo vivo a través del cual la comunidad reconoce su verdadera identidad; el ministro ordenado permanece miembro de la asamblea, cristiano entre los cristianos y recuerda a la comunidad que existe en continuidad de fe de los Apóstoles. Así, los creyentes reunidos por la eucaristía tienen la seguridad de no replegarse sobre ellos mismos. La comunidad reunida alrededor del Obispo y de sus sacerdotes prolonga la reunión de los apóstoles en torno a Cristo. Respondiendo a esta llamada de Cristo, la Iglesia está abierta a las esperanzas de los hombres y de los pueblos.

Cristo aporta una novedad de vida, el reino de la reconciliación queda inaugurado definitivamente: los hombres son llamados a la comunión con Dios y entre ellos. Cristo quiere comunicar la fuerza de su Espíritu en el corazón del mundo viejo, de nuestra ceguera e inercia; cada celebración eucarística es así acto profético que anuncia que el mundo nuevo está entre nosotros y nos corresponde ser sus testigos. La Iglesia está invitada a la esperanza.

Este acto de esperanza conlleva una llamada a la conversión; Dios no espera que estemos perfectamente unidos para ofrecernos su hospitalidad, sabe que somos capaces de rechazar su invitación. Las distancias y conflictos del mundo son también nuestras distancias y conflictos. Por eso, cada eucaristía comienza con un pedido de perdón; sería grave que nos habituáramos al “misterio de la fe”, indiferentes a la renovación de nuestras vidas.
La asamblea eucarística no se reduce a un encuentro fraternal, ni a la fiesta, ni a un medio sobrenatural; se trata de adoptar la actitud de Dios, comprometernos con la justicia y la misericordia:
• ¿responde nuestra vida y nuestra fe a la llamada del que nos convoca?

2º.Viernes 7
MEMORIA San Cayetano – Dia del Taxista.
INTENCION Por los Trabajadores
PEREGRINAN Gruta Ntra Sra del Santo Rosario de S. Nicolás (La Bolsa) – Capilla San Cayetano (El Ceibal)
INSTITUCION ENCARGADA Apost. De la Oración – Divina Misericordia
ACTO CULTURAL: A Hs.21.00 Saldrá la Imagen de San Isidro para recibir a los trabajadores taxistas con sus vehículos (por el frente de la Parroquia) para ser bendecidos.
INSTITUCIONES EDUCATIVAS: Esc Gral. Savio (El Ceibal), Esc. Alberto Rougues (La Bolsa)
EMPRESAS DE LA ZONA: ARCOR – Papelera – Tecotex – El Provincial – La Loma – El Carmen S.A – Frutivil - Veracruz – Planta de Gas – Envases Plásticos. Empresas de Taxis de Lules y alrededores.

MEDITACION: SAN CAYETANO PADRE DE LA PROVIDENCIA.
Hermanos hoy honramos la memoria de san Cayetano, el santo generoso el que abandono todo para abrazar los ideales evangélicos y ponerse al servicio de los apestados, también es llamado el santo de la providencia, el santo del pan y del trabajo.

A través de muchos servicios atendió a los más abandonados a los más desgraciados entre los pobres y los enfermos. Es el santo de la providencia porque vivió el mensaje evangélico: busquen ante todo el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás les será dado por añadidura. Se distinguió por su asiduidad en la oración y por la práctica de la caridad para con el prójimo.

Tuvo un gran Amor por la Eucaristía: Implantó la bendición con el Santísimo Sacramento y promovió la comunión frecuente. Escribió: "No estaré satisfecho sino hasta que vea a los cristianos acercarse al Banquete Celestial con sencillez de niños hambrientos y gozosos, y no llenos de miedo y falsa vergüenza".

De la misma manera obro san Isidro y como él tenía un amor muy especial por Jesús Eucaristía ese amor les llevo a ambos a no rendirse nunca y luchar siempre por los más necesitados entregándolo todo a favor de ellos.

La sagrada eucaristía les hizo humilde y generosos. Es lo que nos sucederá a nosotros si descubrimos a Jesús en la Sagrada Eucaristía y nos proponemos jamás apartarnos de El.

REFLEXION EN EL AÑO EUCARISTICO:
2. La Iglesia proclama la Palabra
Dios vivo decide comunicarse a los hombres a través de su Hijo, la Palabra hecha carne.
La Palabra de Dios acompaña toda la historia de la salvación; como hombres de la Palabra reconocemos el diálogo permanente entre Dios y los hombres.
El estar de pie en la proclamación del Santo Evangelio, nos aleja de la pasividad, nos pone en situación de peregrinos en marcha al encuentro del origen mismo de la Palabra pronunciada, a la fuente inagotable de creación, al manantial de gracia donde, como la cierva sedienta, buscamos saciarnos.
La Iglesia acoge la Palabra, la transmite, la interpreta y la vive. Es la tradición de la Iglesia que nos la propone como una Palabra de Vida.
En esta época, en que la confesión de fe encuentra tantas resistencias, fuera de nosotros y en nosotros mismos, el dinamismo de la comunidad depende de la manera en que sus miembros sean capaces de interpretar las experiencias humanas a la luz de la Palabra de Dios. Cuando escuchamos juntos, por medio de la homilía del sacerdote o a través del compartir nuestras experiencias, descubrimos la llamada que Dios nos dirige en la historia cotidiana.
Cuando presentamos la Palabra a los hombres de nuestro tiempo, la debemos presentar como palabra dirigida a sus libertades, en un verdadero diálogo donde nosotros respetamos sus búsquedas y aceptamos también recibir, aprender de sus competencias y de sus experiencias de vida, incluidas la de los más pobres y llenos de humanidad.
El misterio de salvación culmina con Jesucristo, Verbo encarnado. En adelante Dios se dirige a nosotros en la persona de su Hijo. Él es la Palabra viva del Padre. Toda la historia de la Alianza culmina con la Pascua de Cristo. La predicación de la Iglesia no debe insistir solamente en los sufrimientos y la muerte de Jesús; la Eucaristía no es sólo la conmemoración dolorosa de la cruz. El corazón de la Eucaristía, y el de la Palabra que la acompaña, están animados de un movimiento único: el del Hijo que pasa de este mundo a su Padre, dando su vida por los que ama.

La tarea de la Iglesia no consiste, entonces, en evocar un suceso del pasado, sino en mostrar que ese acontecimiento nos afecta hoy y espera nuestra respuesta cotidiana; la Pascua se abre en una dimensión de esperanza. La Iglesia está, pues, al servicio del Evangelio bajo la conducción del Espíritu.

Uno de los principales papeles del ministro de la Palabra será guiar por el camino que conduce a Dios; es urgente anunciar, a tiempo y a destiempo, la Palabra, como una fuerza que sigue congregando hombres y mujeres que dedican su vida y su muerte a este compromiso. Antes de partir y compartir el Pan de Vida, hay que partir y compartir la Palabra de vida. La liturgia de la Palabra no es una simple preparación a la Eucaristía: ella nos pone ya en comunión con la acción de Dios.

3º. Sábado 8
MEMORIA Ntra Sra de Luján – Fiesta (Gruta en Villa del Carmen)
INTENCION Por Argentina y gobernantes
PEREGRINAN Cap. Ntra Sra del Carmen (Villa del Carmen) – Cap. Ntra Sra de la Candelaria (La Quebrada) – Cap. Medalla Milagrosa (Las Tipas), Gruta San Nicolás (V. del Carmen)
INSTITUCION ENCARGADA Comunidad Camino 7
TALLER con niños de Catequesis sobre la Vida de San Isidro.
INSTITUCIONES CIVILES: Club Deportivo La Quebrada, Centro de Jubilados de Lules, Juzgado de Paz. Fincas de la Zona. Municipalidad de S. I. de Lules – Concejo deliberante – Comisaría de Lules

MEDITACION: ARGENTINA, LEVÁNTATE Y ANDA
La Eucaristía, el secreto de los santos, debería impulsarnos a reflexionar sobre la realidad, a menudo «desconocida» de muchas personas de a pie, que viven el «martirio silencioso» de la propia cotidianeidad, y en la Eucaristía encuentran «la fuerza de seguir adelante y testimoniar su ser cristiano sin titubeos como lo Hizo San Isidro, donde la Eucaristía era el corazón de su vida y de su espiritualidad.

¿Cree que la comunión cotidiana pueda también guiar en el recto camino de vida conyugal?, lo han demostrado San Isidro y Maria de la Cabeza que iban a misa juntos todos los días, la comunión diaria y la adoración eucarística han forjado a estos dos santos a ser sus obras ordinarias a extraordinarias, imprimiendo a su vida un dinamismo espiritual fuera de lo común. Del mismo modo, han sido pilares de la vida espiritual de su hijo, mantenían una intensa vida eucarística, desde un camino ascensional del alma que, en la propia y personal dinámica de la vida de pareja, de ella obtenía su alimento, la propia savia vital de la Eucaristía.

REFLEXION EN EL AÑO EUCARISTICO:
3. La Iglesia agradece al Padre
Dar gracias es el corazón del misterio de la Eucaristía. En la Plegaria Eucarística se expresa y se concentra la gran acción de gracias de la Iglesia.

Con la fe acogemos la Palabra, la iniciativa de Dios y esta fe se transforma en agradecimiento y en alabanza. Esta oración inspirada por el Espíritu Santo la llamamos “Eucaristía”.

Es cierto que vivimos en un mundo marcado por la incertidumbre y que conoce necesidades inmensas, sin embargo, este mismo mundo continúa envuelto e impregnado por la ternura de Dios que promete enjugar toda lágrima de nuestros ojos. El pueblo de Dios está llamado a ser, en la historia, testigo de esta ternura. Esta es la vocación de la Iglesia.

En la Eucaristía, la Iglesia reasume la acción de gracias de Jesús en la Cena. La plegaria de Jesús expresa la “Eucaristía” que está en el corazón de lo que Él es y de su misión: da gracias a su Padre, cuando se dispone a cumplir su “sí”, sumergiendo sus raíces en las profundidades de la vida trinitaria.

La Iglesia quiere asociarse a la actitud del Hijo, pues la Eucaristía es la más grande acción de gracias que los hombres pueden dirigir al Padre para agradecerle todos los dones, que culminan en el don de su Hijo único.

La eucaristía dominical nos dispone para agradecer al Dios de la vida, creador, redentor y vivificante. Es la respuesta fiel al Dios que nunca deja de pensar en nosotros. La acción de gracias nos hace trascender la limitación humana y nos eleva a la dignidad que tiene Aquel a quien agradecemos.

Celebrando esta alabanza, entrevemos la plenitud de gozo, de fiesta, de gloria que se nos promete. Nos corresponde vivir y atestiguar esta esperanza cristiana ante perspectivas mediocres o ilusorias. La muerte se convierte en camino abierto hacia la vida eterna.

Celebrar, entonces, la Eucaristía nos enseña a llevar una existencia agradecida, un “hacer y encontrar eucaristía” en todas las cosas, no solamente durante la celebración, sino a través de todo lo que Dios nos confía. Nuestra existencia, nuestros seres queridos, nuestro trabajo, los frutos de la tierra, los recibimos y los presentamos en un gesto de ofrenda. Frente al consumismo y al materialismo; frente a la violencia; frente al engaño y a la manipulación es una liberación y una bendición aprender a agradecer y a ofrecer toda nuestra vida y la de nuestros hermanos en acción de gracias.

La Eucaristía celebrada en la comunidad eclesial es la mejor Acción de Gracias al Padre.

4º. Domingo 9
MEMORIA al Divino Niños Jesús
INTENCION Por los niños y por los que van a nacer
PEREGRINAN Todos los catequistas con los niños de catequesis.
INSTITUCION ENCARGADA Catequistas – I. Misionera – Niños Focolarinos.
ACTO ESPIRITUAL: los niños de las instituciones rezarán el Santo Rosario Luminoso, con antorchas iluminarán la Plaza.

MEDITACION: LOS NIÑOS Y LA EUCARISTIA:
Jesús, vivo y resucitado, que está entre nosotros como un amigo cercano en el sacramento de la Eucaristía. Por eso, es importantísimo que les hablemos a los niños de la Eucaristía para llevarlos a amar a Jesús y para que sientan su amor en sus corazones. Los niños son puros y sinceros, si les hablamos del amigo Jesús que los ama y los espera, pronto descubrirán en Él un amigo a quien pueden acudir en todas sus dificultades. Y los niños podrán ser apóstoles de la Eucaristía, compartiendo su fe sincera y su amor a Jesús con sus propios padres y con sus compañeros y amigos.
Los primeros cristianos en familia iban al Templo a orar, escuchaban las enseñanzas de los apóstoles y "partían el pan" es decir, celebraban la eucaristía en sus casas, también hoy nosotros "compartimos el pan" en las iglesias que son casas de oración y encuentro.
La Eucaristía no es algo aparte de la vida del cristiano es por eso que podemos compartir, orar, tener gusto e interés por escuchar la catequesis y la Palabra de Dios.
Necesitamos muchos niños misioneros, que se alimenten de Jesús que es Comida y Bebida de salvación.
Niños cantemos con el salmista: “El Señor es mi pastor, nada me falta…aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo... Preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa”.
San Isidro con su ejemplo enseñaba a su hijo ese gran amor, hoy contamos con un Santo: San Illán (o San Julián) era labrador y un joven virtuoso, le decían “Illán de Vacas” su vida de oración, su trabajo y entrega en modelos para nuestros niños.

REFLEXION EN EL AÑO EUCARISTICO:
4. La Iglesia hace memoria de Cristo
a) ¿Cómo hace memoria de Cristo?
Este memorial de la Pascua de Cristo no puede ser entendido sino a la luz del Antiguo Testamento. Se trata de vivir hoy, en esta situación concreta, los acontecimientos que fundaron la historia del pueblo de la Alianza, equivale a comulgar con el designio de Dios. El acto litúrgico tiene por función actualizar en el tiempo la obra eterna de Dios; no se contenta con evocar el pasado, al mismo tiempo anticipa su culminación. Este memorial, no solamente incluye sus palabras, sino también los signos del pan y del vino, con los gestos de entrega. Abierta sobre el presente y sobre el porvenir, la Eucaristía comporta una “re-presentación” y una anticipación.

b) ¿De qué hace memoria?
En la hora de la Última Cena, Jesús sabe lo que le espera: el ensañamiento, la crueldad, el abandono, la traición, su propia soledad. Sin embargo, Él le da un sentido totalmente nuevo a este camino que debe terminar en la cruz. Él sigue viviendo bajo la mirada de su Padre, pone su existencia entre sus manos, ama hasta el fin, hace de su muerte el punto de partida de una existencia nueva, no solamente para Él, sino para sus discípulos; nos abre el camino de una vida conforme a la suya, nos libera y reconcilia.
Cristo nos libera
Reviviendo el primer Éxodo, el pueblo de Israel se realimenta con el acontecimiento de su liberación, confía en la gran liberación.

La Iglesia, cuando celebra la Eucaristía, revive la Pascua de Cristo como liberación definitiva. Jesús se identifica con aquellos que la sociedad desprecia o rechaza; atestigua por sus gestos, palabras y silencios que sigue siendo hombre libre; Él manifiesta la fuerza del amor de Dios en su pasión y su cruz. En su pascua fuimos liberados para vivir como hombres libres, para entregar nuestra vida al Padre y a nuestros hermanos. La Iglesia sabe que ella pertenece aún a este mundo marcado por el pecado y la muerte; pero sabe encontrar en la Eucaristía con qué alimentar su confianza, ya estamos unidos a Él que nos libera

Cristo nos reconcilia
El pueblo de Israel ofreciéndole a Dios sacrificios, le pide perdone sus infidelidades y lo restablezca en la Alianza.
La Pascua de Cristo lleva a su plenitud todos los sacrificios de la Antigua Alianza. Aceptando perder su vida y venir a buscarnos, hasta en nuestro rechazo a Dios, revela que su Padre no exige víctimas, sino que quiere abrirnos el camino de la reconciliación. La muerte que le espera será el mismo momento en que perdonará a aquellos que lo condenan; la sangre es signo de vida ofrecido en un movimiento de amor, sella la reconciliación de los hombres con Dios. La Iglesia sabe bien que los hombres continúan haciéndose mal unos a otros y viven a veces en la negativa del perdón. Sin embargo, por causa de Cristo, tiene la audacia de anunciar un mundo de reconciliación.

5º.Lunes 10
INTENCION Por los Difuntos
PEREGRINAN Bo A. Brown – UOM - Oratorio
INSTITUCION ENCARGADA Camino Comunidad 3 y 4
INSTITUCIONES EDUCATIVAS: Inst. Padre Manuel Ballesteros – Esc de Magisterio - Esc. Eliseo Cantón.
INSTITUCIONES CIVILES: FAI, Comisión Iglesia Fundacional, Cooperar, Red De Mujeres Solidarías.

MEDITACION: “ES IMPORTANTE Y NECESARIO ORAR POR LOS DIFUNTOS”
Juan Pablo II nos enseñaba: Recordemos a los fieles difuntos con nuestras oraciones, pues así como recordemos, así nos recordarán a nosotros. Se cuenta de S. Agustín que alguien le preguntó: “¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?”. “Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos. Porque el Evangelio dice: en la medida que des, te será dado.”

La vida eucarística en la vida del cristiano, debe ir transformándonos en una nueva creación, esta actitud virtuosa nos lleva a tratar en intimidad a quien sabemos que nos ama.

Dediquemos todos los días, algún tiempo de nuestras jornadas para conversar con Dios, como prueba sincera de que lo amamos ya que el amor siempre busca la cercanía del ser amado, por eso la oración debe ir antes que todo, quien no lo entienda así, quien no la practique, no puede excusarse por la falta de tiempo, lo que le falta es amor a la Eucarística.

Eso lo entendió San Isidro, había aprendido a amar a Jesús en la Eucaristía, es por ello que le dedicaba mucho tiempo a la oración, y sobre todo trabajaba en compañía de Jesús sacramentado y así lo adoraba.

La Santa Misa era el centro de su vida porque allí oraba a Dios vivo y presente en el pan eucarístico. Es un hermoso programa de vida, pidamos a san Isidro la gracia de poder llevarlo a cabo y así nos preparemos para presentarnos delante del Señor cuando nos llame a a su presencia, El nos decía “voy a prepararles un lugar, y cuando les haya preparado un lugar volveré y me los llevaré conmigo, para que donde yo esté estén conmigo”.

REFLEXION EN EL AÑO EUCARISTICO: (continuación)
c) Un memorial que compromete
La Iglesia se coloca delante de sus responsabilidades; hay repercusiones sobre nuestro obrar humano, en las situaciones concretas de hoy; entraña para nosotros tareas precisas.

En primer lugar, tenemos la misión de participar en la liberación de nuestros hermanos, en nombre de Cristo, apuntando al mismo fin y empleando los mismos medios.

• El mismo fin: librar de la esclavitud del dinero, del trabajo, del poder; esforzarnos por cambiar las condiciones sociales y económicas que se opongan a la libertad y a la justicia; luchar contra la violencia, la mentira, el abuso del poder. No estamos al servicio de ningún sistema ideológico ni político; estamos al servicio del hombre, de cada hombre, cuya dignidad no tiene precio.

• Los mismos medios: entregar nuestra vida en lugar de cuidarla, nuestra fuerza es la de la libertad en el amor, la fuerza de Cristo.

La Iglesia se convierte en sacramento de liberación; con este fin, es llamada a liberarse de lo que entorpece o estorba su marcha, de lo que le impide testimoniar la liberación de Cristo. Los cristianos que permanecen prisioneros de sus propios conflictos se hacen ineptos para anunciar a otros la libertad y el entusiasmo de seguir a Cristo.

Debemos comprometer nuestra existencia en la tarea de la reconciliación en un mundo dividido, ¿cómo celebrar el memorial de nuestra reconciliación y cómo intercambiar la paz, tratando a los otros como enemigos irreconciliables, de quien uno sospecha?

Como hijos que no desesperan, creemos que la reconciliación es una fuerza viva capaz de abrir el porvenir, reanudando vínculos que el egoísmo o el miedo han destruido o debilitado. La Iglesia se convierte así, en sacramento de reconciliación, llamada a construir parábolas de reconciliación ofreciendo espacios, lugares y medios para reencontrarse, hablarse y mirar juntos hacia Aquel que no cesa de perdonar y de llamarnos al perdón.

6º. Martes 11
MEMORIA Beato Ceferino Namuncurá
INTENCION Por los Jóvenes
PEREGRINAN Colegio secundarios y terciarios
INSTITUCION ENCARGADA Palestra – Camino Com. 6
INSTITUCIONES EDUCATIVAS: Esc Narciso Laprida, Esc. Ignacio Columbres, Esc. Fulvio Pagani.
INSTITUCIONES CIVILES: Bomberos Voluntarios - Escuelas Municipales de Folklore – SAT – Correo.

MEDITACION: Ceferino un Alma Enamorada de Dios y de La Santísima Virgen.
La santidad de Ceferino es expresión y fruto de la espiritualidad juvenil salesiana, espiritualidad hecha de alegría, llena de amistad con Jesús y María. Nuestro compromiso hoy es formar jóvenes santos, en un mundo que necesita jóvenes impulsados por un claro sentido de la vida, audaces en sus opciones y firmemente centrados en Dios mientras sirven a los demás.
El padre Vespignani narra que se había preparado para su primera comunión con una piedad llena de ternura y deseos. Frecuentemente hacía visitas al Santísimo en los recreos e invitaba a sus compañeros a que lo acompañaran.
Cuenta el padre Bertagna que, aunque era muy aplicado, muchas veces parecía distraído en las clases porque miraba por la ventana. Hasta que descubrió que, desde esa ventana, Ceferino alcanzaba a ver la lámpara del Santísimo que despertaba su devoción.
Un día de mayo lo había visitado su padre y le había dejado un billete, pero Ceferino inmediatamente entregó ese dinero para que le compraran flores a la Virgen. "me han confiado el dulce cargo de sacristán del colegio…es tan hermoso estar cerca de Jesús, prisionero de amor en el santo tabernáculo".
En una carta habla del dulce alivio que encuentra en la Eucaristía: "Mi óptimo confesor me ha permitido la comunión cotidiana y yo trato de hacerla fervorosamente…".
La beatificación de Ceferino es una invitación a creer en los jóvenes, también en los que apenas han sido evangelizados, y a descubrir la fecundidad de Evangelio, que no destruye nada de aquello que es verdaderamente humano y que llega a reproducir en sí la imagen de Cristo. Ceferino era una persona auténtica, realizada y feliz. Decían "Sonríe con los ojos". Era un adolescente admirable, santo, modelo y ejemplo para los jóvenes.

REFLEXION EN EL AÑO EUCARISTICO:
5. La Iglesia invoca al Espíritu Santo
La Eucaristía es igualmente epíclesis, plegaria dirigida al Espíritu Santo. Desde el Antiguo Testamento, el Espíritu permite hablar a los profetas; al rey le permite administrar justicia y al pueblo, testimoniar la fidelidad. Jesucristo realiza la Nueva Alianza con el poder del Espíritu, presente desde la encarnación hasta la glorificación de Jesús, animando sus gestos y palabras. Cristo mismo, pasando desde este mundo a su Padre, transmite a los suyos el soplo de la vida nueva. El don del Espíritu prolonga y completa la Pascua de Cristo.

El Espíritu Santo hace de la Eucaristía la experiencia fundamental de la Iglesia. Es Él quien reúne a los bautizados, quien manifiesta el designio de Dios por medio de las Escrituras, quien suscita la predicación auténtica, quien inspira a los creyentes a confiar sus necesidades y elevar la acción de gracias, quien graba la “memoria” de Cristo muerto y resucitado, quien nos asocia a la Pascua de Cristo.
El poder vivificante del Espíritu está presente y actúa tanto en el sacramento eucarístico como en los creyentes.
El Espíritu que penetra la humanidad de Cristo da al pan y al vino ser cuerpo y sangre de Cristo Resucitado.
Durante los primeros siglos, el vínculo entre la asamblea de los creyentes y la Eucaristía era fuertemente sentido. La comunión era un gesto de pertenencia a la comunidad local, en torno al Obispo, y como un llamado al sostenimiento de sus hermanos. Este estrecho vínculo conoció distorsiones a lo largo de la historia. Hoy queremos percibir mejor el lazo estrecho que une el cuerpo eucarístico de Jesús a su cuerpo eclesial. La celebración forma un todo coherente, animado por un dinamismo vivo: parte de la presencia de Cristo en la asamblea, entre los que están reunidos; se revela a través de la proclamación de las Escrituras y culmina en la liturgia eucarística, que hace llegar a su verdad última la presencia viva del Resucitado, bajo el modo sacramental. La comunión constituye la respuesta de la fe a este ofrecimiento siempre nuevo para que nuestra vida concreta sea transformada en Él. Por eso, la primera finalidad de la reserva Eucarística brota de su significación de alimento, de pan para el camino, sobre todo cuando éste se hace más doloroso en la vida de nuestros hermanos enfermos.

El pan y el vino de la Eucaristía, convertidos en cuerpo y sangre sacramental del Señor, anticipan la transfiguración a la cual el mundo está llamado y nos manifiestan que la última identidad del mundo está en su relación con Cristo glorificado. Cristo es el futuro del mundo. La presencia eucarística del Señor tiende hacia su Parusía; es el dinamismo de la Resurrección que impulsa hacia delante a la humanidad y al universo; moviliza nuestras energías hacia el nacimiento del Hombre Nuevo y del Mundo Nuevo.

Cristo, que se hace presente y permanece en la Eucaristía, es el Cristo total: el Cristo cabeza de la Iglesia. Es a ese Cristo, a quien la Iglesia adora en la Eucaristía. Adorándole a Él aprendemos a llegar a ser, también nosotros, hijos de Dios; adorándole a Él aprendemos a dar nuestra vida por nuestros hermanos; adorándole a Él nos reconocemos como los sacerdotes de la naturaleza y de lo creado; adorándole a Él discernimos en nuestra historia humana la historia sagrada, el Reino de Dios que está en ella; adorándole a Él somos invitados a reconocerlo y a “venerarlo” en cada uno de nuestros hermanos. Esta adoración, aunque se desarrolle fuera de la misa, no deja por ello de arraigarse en la celebración eucarística misma. Toda la liturgia de la Eucaristía nos invita a la adoración de Cristo, que solicita nuestra hospitalidad.

7º. Miércoles 12
MEMORIA San Pancracio
INTENCION Por los Enfermos
PEREGRINAN Cap. Ntra Sra del Pilar (Bo Pilar) – Gruta Sr. de los Milagros (Bo los Lapachos) – Cap. Ntra Sra de la Merced (Ing. Mercedes).
INSTITUCION ENCARGADA Ministros comunión – Eq. Liturgia – Focolares.
INSTITUCIONES EDUCATIVAS: Esc. Nuevo Sol, Esc Celestino Gelsi, Cabo 1º Méndez, Colegio Mariano Gómez.
INSTITUCIONES CIVILES: Club Mercedes, Hospital Eliseo Cantón, Centro Médicos de la zona, PREVINTE, MORA, Centro de Jubilados de Mercedes, Hogar de Ancianos.

MEDITACION: SAN PANCRACIO SANTO MILAGROSO
Es el patrón de la salud y el trabajo, pero su culto está tan extendido y sus milagros tan celebrados, que actúa prácticamente sobre todos los campos. También protege a los adolescentes y los huérfanos, y tiene predilección por los que adoptan a un hijo.
Sólo los santos conocen y viven plenamente la vida cristiana. Y, concretamente, sólo los santos veneran como se debe el gran sacramento de la eucaristía. Por eso en esto, como en todo, nosotros hemos de tomarles como maestros. San Ignacio de Loyola lloraba con frecuencia en la misa (Diario espiritual 14). Nosotros, hombres de poca fe, no lloramos, pues apenas sabemos lo que hacemos cuando asistimos a la misa. Son los santos, realmente, los que entienden, en fe y amor, qué es lo que en la misa están haciendo, o mejor, qué está haciendo en ella la Trinidad santísima. Por eso han de ser ellos los que nos enseñen a celebrar el sacrificio eucarístico y a recibir en la comunión el cuerpo y la sangre de Cristo.
San Francisco de Asís, siendo diácono, pocos años antes de morir, escribe una Carta a los clérigos, donde confiesa conmovedoramente toda la grandeza del ministerio eucarístico…Y en su Carta a toda la Orden reitera: «os suplico a todos vosotros, hermanos, que tributéis toda reverencia y todo el honor…al santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, en quien todas las cosas que hay en cielos y tierra han sido pacificadas y reconciliadas con el Dios omnipotente» (12-13). Él, personalmente, «ardía de amor en sus entrañas hacia el sacramento del cuerpo del Señor, sintiéndose oprimido y anonadado por el estupor al considerar tan estimable dignación y tan ardentísima caridad. Reputaba un grave desprecio no oír, por lo menos cada día, a ser posible, una misa. Comulgaba muchas veces, y con tanta devoción, que infundía fervor a los presentes. Sintiendo especial reverencia por el Sacramento, ofrecía el sacrificio de todos sus miembros, y al recibir al Cordero sin mancha, inmolaba el espíritu con aquel sagrado fuego que ardía siempre en el altar de su corazón» (II Celano 201).

REFLEXION EN EL AÑO EUCARISTICO:
6. La Iglesia comulga
Por medio de la formación del cuerpo eucarístico de Cristo, el Espíritu Santo forma su cuerpo eclesial. Gracias al Espíritu santo, la comunidad viene a ser una célula de su cuerpo eclesial, los creyentes reciben, hasta en sus cuerpos la “comunión” en toda la riqueza de esta expresión.

La comunión es, en primer lugar, con Cristo mismo; comulgando participamos ya en la vida del Reino. La Eucaristía es para nosotros “semilla de inmortalidad”, alimento de resurrección.

Pero la comunión nos abre, en el mismo instante, al amor del Padre y de nuestros hermanos. La Eucaristía es el alimento de nuestra caridad. Se comprende entonces, que no hay Iglesia sin Eucaristía, porque “la Eucaristía hace la Iglesia”, ella arraiga a los bautizados en una comunión de vida que Cristo ensancha sin cesar, renueva la comunidad en la esperanza y anticipa concretamente la gran reunión del Reino.

Por la Eucaristía, la Iglesia realiza la “comunión de los santos”, la multitud de los creyentes de todos los tiempos y de todos los lugares que se dejan conducir por el Espíritu, desde la madre de Jesús, los apóstoles, los mártires, hasta nuestras comunidades actuales, esperando a aquellos que tomarán el relevo hasta la Parusía; la comunión eclesial no se completa sino en el Reino de Dios.

Desde aquí se pueden comprender las exigencias que comporta nuestra comunión y sobre todo reconocer que participamos en la Alianza nueva que nos hace entrar en el misterio de la Iglesia. Es pues indigno de la Eucaristía el que viene a comulgar, mientras rechaza la comunión de vida, con su Padre del cielo y con sus hermanos en Jesucristo; mientras permanece separado por su comportamiento habitual, cuidando su vida para sí mismo, rehusando integrarse a sus hermanos, despreciando los llamados de la Iglesia.

En sentido positivo, nuestra comunión constituye una afirmación y un compromiso: afirmamos que nuestro combate contra el mal se une al combate que Jesús libra dando su vida y nos comprometemos, juntos, como comunidad, para preparar el día en que la humanidad acogerá la venida de Cristo.

Todo esto nos ayuda a colocar la Eucaristía en la cima de la Iniciación Cristiana; comulgando llegamos a ser plenamente miembros de la Iglesia y esto exige una preparación. La Iglesia debe tomar el tiempo necesario para encaminar a los hombres hacia Cristo, respetar los titubeos y las lentitudes; sin embargo, nada puede impedirle ir hasta el fin de la Iniciación Cristiana, hasta el sacramento de la Eucaristía, sin la cual no hay Iglesia. Sólo la Eucaristía realiza en el hombre la plenitud de comunión. Al mismo tiempo, ella sella nuestro compromiso en la comunidad, se presenta como una afirmación nueva de nuestra fe, confirma nuestra pertenencia a la Iglesia; comulgando decidimos ofrendar nuestras vidas.

8º. Jueves 13
MEMORIA Ntra Sra de Fátima – Fiesta (Fiesta Patronal de Ingenio Viejo)
INTENCION Por las Vocaciones y los Sacerdotes
PEREGRINAN V. Nueva – El Cebilar
INSTITUCION ENCARGADA Mov. Schoenstatt – O. de Vocac.
ACTOS ESPIRITUALES: HORA SANTA, por los Sacerdotes en éste Año Sacerdotal
INSTITUCIONES EDUCATIVAS: Esc Nuestra Señora del Rosario, Esc Técnica Nº 1. Inst., San Isidro, Esc Manualidades,
INSTITUCIONES CIVILES: Junta de Regantes – Cooperativa la Luleña - Cooperativa 6 de Agosto – Empresa Transporte La Quebrada – Radio Amistad y Aconquija, Bancos.

MEDITACION; EN LA ESCUELA DE MARÍA, MUJER EUCARÍSTICA
Es impensable la salvación sin el Sí de Maria. Ella le dio carne y su sangre al verbo de Dios. Gracias a ella tenemos la eucaristía donde Jesús está en cuerpo, sangre, alma y divinidad.
Juan Pablo II nos enseña que guiados por Santa María hemos de redescubrir, para valorarla más, la presencia de Cristo en el Santísimo Sacramento para que así podamos aprender a estar. Porque ser cristiano no consiste, en hacer muchas cosas. Ser cristiano consiste, básicamente en saber estar.
La presencia del Señor en la Eucaristía es una presencia que causa la alegría y la esperanza confiada, porque Él está con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo. Es una presencia iluminante que nos abre los ojos de la fe. Una presencia salvadora, que se convierte en alimento para el camino de la vida. Una presencia real y sustancial, que impulsa a transformar el mundo. Una presencia de amistad, que pide nuestra compañía, para poder así “palpar el amor infinito de su corazón”.
La Santísima Virgen María ha reproducido en su vida este estilo que define el estar de Cristo en la Eucaristía. La Virgen está y sabe estar. María está en Nazaret, ofreciendo en la obediencia de la fe su seno virginal para que se realizase la Encarnación del Hijo de Dios. Está en casa de Santa Isabel, llevando en su seno a Jesucristo, convertida en el primer sagrario de la historia. Está en Caná de Galilea, para decirnos: “Haced lo que Él os diga”. Está junto a la Cruz, uniéndose con su entrega a la total entrega de su Hijo. Está presente como Madre en todas las celebraciones eucarísticas, como lo estuvo en la primera comunidad reunida después de la Ascensión en espera de Pentecostés (Hech.1,14). La presencia de María es como un reflejo de la presencia del Señor: una presencia alegre, alentadora, iluminante, salvadora, efectiva y generosa. Debemos aprender de María este saber estar para así transparentar en nuestras vidas las actitudes que derivan de la Eucaristía: la gratitud, la donación de sí mismo, la caridad y el deseo de contemplación y adoración a Cristo.

REFLEXION EN EL AÑO EUCARISTICO:
7. La Iglesia participa en la misión
No hay dos iglesias: la de la Eucaristía y la de la misión. Hay una sola Iglesia llamada a compartirlo todo con su Señor: su vida y su misión; y es en la Eucaristía donde ese compartir llega a su plenitud.

La Eucaristía nos asocia a todos en una gran corriente de Vida Nueva que puede transformar el género humano; hace de nosotros un pueblo de testigos, un pueblo que espera, un pueblo de hermanos.

a) Pueblo de testigos
La Iglesia de la Eucaristía no puede dejar creer que las solas transformaciones económicas podrán apaciguar el hambre de los hombres, les propone alimentarse de la Palabra y del Pan que da la Vida. La Iglesia no puede aceptar que el Evangelio sea reducido a las categorías de la razón, anuncia a Cristo crucificado, escándalo y locura, que sobrepasa infinitamente todas las búsquedas de nuestro pensamiento. La Iglesia no puede tolerar que se la identifique con un sistema o con un poder político, obra en el nombre de Cristo que ha venido a servir.

Cuando la Iglesia cede a la tentación de imponerse a la manera del mundo, justifica las sospechas y las acusaciones, obstaculiza la misión de Cristo. La vocación original de la Iglesia es dar testimonio de una verdad que libera, aunque sea despreciada, rechazada, combatida, ella sabe que ya participa en la victoria de su Señor y se sabe solidaria del pueblo demasiado numeroso de explotados, oprimidos, pobres, que tienen hambre de pan, pero también de verdad, de libertad, de confianza y que son imagen de Cristo.

Pero cuando dirijamos una palabra en nombre de la Iglesia, tengamos cuidado de la manera en que hablamos del mundo. Hablar de nuestro mundo principalmente en términos de “cultura de muerte”, hablar de secularización como fuente de todos los males (violencia, no respeto a la vida, etc.), ¿no es faltar el respeto a toda esa gente que intenta vivir su fe en Dios (cual fuera el nombre que le den) o la fe en el hombre (cual fuera su filosofía) dándose, ellos mismos, por el servicio a la vida? O pensemos en la lucha cotidiana del padre o de la madre de familia para garantizar el pan y el futuro de sus hijos, o de tantos hombres y mujeres que se ponen al servicio de la sociedad. Este mundo paradójico, es también el mismo lugar en donde encontramos toda generosidad, toda solidaridad y todo compromiso, a veces con el precio de la propia vida, y es también este mismo mundo, y no otro, al que el Padre ama, por el cual dona a su Hijo aún hoy (la eucaristía nos lo recuerda) y en el que trabaja su Espíritu.

En el corazón de todo lo que desfigura o destruye la vida humana, la Iglesia atestigua la victoria de su fe. Celebrando la Eucaristía, los obispos y los sacerdotes están en el corazón de ese misterio de fe, al servicio de un pueblo, encargados de anunciar un mensaje de salvación.

9º. Viernes 14
MEMORIA San Matías – Apóstol - Fiesta
INTENCION Por las instituciones pquiales
PEREGRINA La Reducción – San Rafael – Ing. Viejo – San Ramón.
INSTITUCION ENCARGADA Renov. Carismática – Asoc. Marta y Maria.
INSTITUCIONES CIVILES: Policía de Reducción, Asociación en Defensa del Usuario, San Isidro Rugby Club, Club Almirante Brown, Agrupación Gaucha.

MEDITACION: SAN MATIAS, APOSTOL.
"Conviene entonces que elijamos a uno que reemplace a Judas…presentaron dos candidatos: José, hijo de Sabas y Matías…oraron diciendo: "Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cual de estos dos eliges como apóstol, en reemplazo de Judas".
Echaron suertes y la suerte cayó en Matías y fue admitido desde ese día en el número de los doce apóstoles (Hech.1).
San Matías se puede llamar un "apóstol gris", que no brilló de manera especial, sino que fue como tantos de nosotros, un discípulo del montón, como una hormiga en un hormiguero. Y a muchos nos anima que haya santos así porque esa va a ser nuestra santidad: la santidad de la gentecita común y corriente. Y de estos santos está lleno el cielo
Esto democratiza mucho la santidad, porque ella ya no es para personajes brillantes solamente, sino para nosotros los del montón, con tal de que cumplamos bien cada día nuestros propios deberes y siempre por amor de Dios y con mucho amor a Dios.
Cuando celebramos la Eucaristía, proclamamos el gran acto redentor de Cristo y nos comprometemos a proseguir su trabajo en el mundo por una vida de amor y de partición. He aquí lo que fuera rasgo distintivo de los primeros Apóstoles.
Para San Isidro la Eucaristía era, pues, un acto mediante el cual afirmaban su identidad religiosa, identidad basada en su relación con Dios y con los demás hombres en su vida cotidiana y en su relación con los demás. Los domingos los distribuía así: un buen rato en el templo rezando, asistiendo a misa y escuchando la Palabra de Dios. Otro buen rato visitando pobres y enfermos y por la tarde saliendo a pasear por los campos con su esposa y su hijito.

REFLEXION EN EL AÑO EUCARISTICO: (continuación)
b) Pueblo de esperanza
La Iglesia hace la experiencia de una vida más fuerte que la muerte. Aún nosotros permanecemos expuestos a lo que puede destruir nuestra vida, compartimos los gemidos y las desesperanzas de este mundo. Sin embargo, cuando recibimos el pan de vida, se nos comunica la victoria final, las promesas conocen un comienzo de realización, se transparenta la gloria de un mundo nuevo y Cristo nos pide vigilar, acechando la aurora de la felicidad eterna; nos enseña a esperar lo que aún es invisible.

La Eucaristía es dada como una promesa de transfiguración y Dios cumple siempre sus promesas, más allá de lo que nos atrevemos a imaginar. No sabemos cómo seremos en el Reino de la resurrección; pero sabemos que estaremos para siempre en un mundo nuevo, beberemos la vida en su fuente, en la Trinidad, cerca del Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.

La vocación de la Iglesia es preparar esa gran reunión y de contemplar ya en la Eucaristía esa culminación de la historia. Todo lo que los hombres habremos vivido en la comunión, en el amor dado y recibido, aún en nuestras heridas y pruebas, todo será transfigurado en Cristo. Celebrando la Eucaristía, los obispos y los sacerdotes están colocados en el centro de ese misterio de esperanza, al servicio de un pueblo que espera y anuncia la resurrección y la vida.

c) Pueblo de hermanos
La Iglesia formando un pueblo de hermanos, solidarios de toda la humanidad, permite a los hombres encontrarse en la acogida y en el perdón. Pero no es suficiente que nosotros estemos unidos entre nosotros. Cristo nos pide concretar a nuestro alrededor lo que Él nos da en la Eucaristía. El pan compartido nos debe convertir en hombres que comparten. No se puede estar unido a Cristo y alejado de los hombres que tienen hambre, o que son extranjeros, prisioneros, enfermos, indefensos. Porque Cristo se identifica con esos hombres.

La reunión eucarística se prolonga en una especie de liturgia de la vida cotidiana: una existencia cristiana vivida en la fe, la esperanza y la caridad y en la práctica fiel del Evangelio. Liberados y reconciliados, ¿cómo no luchar juntos para que los hombres vivan libres y reconciliados? La práctica eucarística se verifica en ese compromiso histórico y concreto en la vida cotidiana. Nuestro comportamiento deberá revestirse de esta “ética eucarística”.

Estamos llamados a irradiar la gracia de la Eucaristía, generando espacios de oración, de justicia, de misericordia, de confianza, de paz, sabiendo que solamente la cruz de Cristo triunfa sobre la violencia. Llamados a conocer la alegría de los pobres, la alegría de una existencia fiel y en la comunión con todos, la alegría de Cristo, cuando da su perdón. Llamados a unirnos a la acción de gracias de la Virgen María, cuando ella canta al Señor, como primera asociada a la victoria de su Hijo.

No es posible celebrar el misterio de Cristo sin convertirnos también nosotros a la pobreza, a la dulzura, a la humildad, a la misericordia, a la paz, a la justicia, sin llegar a ser nosotros también “pan partido”. Celebrando la Eucaristía los obispos y los sacerdotes están en el corazón de este misterio de caridad, están al servicio de un pueblo que no puede separar nunca la práctica de la Eucaristía y de las Bienaventuranzas. En definitiva, llamados a ser nosotros también un pueblo de “mártires”, que encuentran en Cristo la fuerza de testimoniar, de luchar, de orar y también de amar. Podría ser que este “martirio”, vivido a lo largo de la vida y fecundado por la Eucaristía, fuera un medio eficaz para mostrar que “nada podrá separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús”.

La Eucaristía celebrada termina con la peregrinación de regreso al mundo donde vivimos, a lo cotidiano, al trabajo, al estudio, al mundo de los sonidos y colores diarios; mundos que hoy parecen saber poco de Dios, Una celebración auténticamente vivida se tiene que proyectar en esos mundos, y esta peregrinación de despedida, para ser entendida plenamente, debe garantizarme la proyección de los frutos eucarísticos en la vida y actividades diarias. Solo de este modo la Eucaristía tendrá un efecto misionero, la misión a todos, que tanto necesita esta humanidad.

PRIMERAS VISPERAS EN HONOR A SAN ISIDRO:
- Hs.20.00 SANTA MISA.
- Hs.21.30 FESTIVAL EN HONOR A SAN ISIDRO. HOMENAJE DE COMUNIDADES. BAILES TRADICIONALES.
- Hs.00.00 HIMNO NACIONAL – CANTO A SAN ISIDRO – CONSAGRACIÓN – DESPEDIDA.

FIESTA A SAN ISIDRO LABRADOR: SABADO 15: FIESTA A SAN ISIDRO
- Hs.12.00 BAUTISMOS.
- Hs.16.30 PROCESION.
- Hs.17.30 SANTA MISA.
- Hs.18.30 REMATE DE FRUTOS.
- Hs.21.30 HOMENAJE A SAN ISIDRO – Ingreso del Santo a su Casa.

ORACION A SAN ISIDRO LABRADOR
Glorioso San Isidro, tu vida fue ejemplo
de humildad y sencillez, de trabajo y oración
Te pedimos: enseña a la comunidad de Lules
a compartir el pan de cada día con todos los hermanos;
Y haz que nuestro trabajo, sea al mismo tiempo
plegaria de alabanza al nombre de Dios.
Acudimos confiadamente a tu intercesión ante Dios Padre, para recibir la providencia de sus manos en nuestras vidas.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
San Isidro Labrador, Ruega Por Nosotros.